En muchas ocasiones, las parejas cuyos hijos tienen su lugar de residencia en el extranjero, o las personas solteras, notan que la casa en la que han vivido cubre más necesidades de las que realmente tienen. La familia se reduce, la casa tiene demasiadas estancias, la zona ha cambiado con el tiempo, o simplemente les gustaría vivir en un lugar más tranquilo. No te preocupes, esto tiene una solución que te pueda aportar grandes beneficios.
Si tu casa es muy grande y aún estás pagando los plazos pendientes de la hipoteca, quizás es tiempo de encontrar una vivienda más a tu gusto y disfrutar al máximo posible. Para terminar con los pagos de la hipoteca y ganar tranquilidad, puedes poner a la venta la vivienda, de forma que, con el dinero restante puedas comprar otra que se adapte mejor a tus necesidades. Sin embargo, la ventaja no es solamente la diferencia que recibirás al vender tu casa (si te decantas por ello), también podrás ahorrar mucho dinero en la climatización y en la limpieza, si ésta tiene un menor número de habitaciones. Si cumples con los requisitos que hemos mencionado y eres mayor de 65 años, podrás aprovecharte además de ventajas fiscales en cuestiones de impuestos.
Ventajas de vender y comprar tu casa con 65 años o más
Cuando llega el momento de cambiar o vender el hogar Hacienda siempre reclamará una parte de las ganancias. Cuando una persona de más de 65 años quiere poner en venta su hogar para adquirir un nuevo hogar, Hacienda lo tiene en cuenta y exime a estas personas de pagar este impuesto al vender su vivienda habitual. Esto lo podemos encontrar en el artículo 41.bi del RD 439/2007 de 30 de marzo. Para poder aplicar esta exención hay que entender exactamente qué es lo que Hacienda entiende como vivienda habitual.
Hacienda considera vivienda habitual a la vivienda en la que la persona ha residido de forma efectiva desde hace 2 años antes de venderla. Sin embargo, el Tribunal Supremo difiere en cuanto a las personas mayores de 65 años, que estas deben haber sido propietarias de la vivienda al menos 3 años antes de la venta. Otro factor que debemos tener en cuenta es la plusvalía que se genera cuando vendemos la vivienda habitual. Siempre que vendamos un domicilio grande (generalmente más costoso) para adquirir uno más pequeño, suele generarse un incremento patrimonial que habrá que declarar.
En caso de tener más de 65 años no necesitaremos pagar la plusvalía y esto es otra gran ventaja. No obstante, estas personas sí que estarán obligadas a reflejarlo en la declaración de la renta. Por lo tanto, que la venta no tenga IRPF no significa que el vendedor no deba pagar otras tasas. Si la vivienda que se vende no es habitual, la persona, aunque sea mayor de 65 años tendrá que pagar impuestos. Esto ocurre normalmente cuando las personas deciden dejar su ciudad e irse a vivir a la playa. Si quisieran vender su casa de la ciudad ya no se consideraría vivienda habitual. En este caso habrá que pagar impuestos por la venta.