Hay una gran cantidad de personas que, a día de hoy, tienen deudas hipotecarias con el banco y también dudas sobre cuando prescribirá lo que deben. Estas deudas, casi siempre tienen una fecha de prescripción, es decir, un tiempo que, tras haber pasado, desaparecen. Pero este tiempo de prescripción depende de la envergadura de la deuda. Las deudas no son eternas y aunque no las hayamos pagado, pasado un tiempo, dejarán de ser exigibles y no nos podrán obligar a su pago. En este post te contaremos acerca de cuándo y de qué manera prescribe una deuda hipotecaria.
Requisitos para que una deuda hipotecaria prescriba
Una deuda hipotecaria desaparece cuando han pasado 20 años desde su vencimiento. Si bien es cierto que la deuda no es exigible, esta no deja de existir. Simplemente el acreedor pierde el derecho de obligarnos a pagarla. Sin embargo, hay algunos requisitos necesarios para que esto se dé. El primer requisito que debe darse para que una deuda prescriba es que la parte acreedora (es decir, el banco, por ejemplo) no haya realizado ninguna actividad judicial o extrajudicial para obligarnos o avisarnos del pago. Un ejemplo de esto puede ser una notificación de la existencia de la deuda o un requerimiento notarial para exigirnos el pago de la misma.
El segundo requisito para que la deuda hipotecaria prescriba es que el deudor no acepte la deuda. Si no se dan estos dos requisitos mencionados anteriormente tendremos que abonar la deuda. No obstante, pasados los 20 años desde el plazo de la hipoteca podemos cancelar la deuda. Por lo tanto, como podemos observar, para que una deuda hipotecaria prescriba debe pasar mucho tiempo. Además, deben darse esos requisitos mencionados anteriormente y es muy difícil que esto ocurra. Actualmente, los organismos acreedores disponen de sistemas informáticos que notifican y avisan sobre las cuotas que quedan pendientes, por lo que, es muy difícil que los acreedores no reclamen.
Otras soluciones
Otra solución, para cancelar la deuda hipotecaria, es la Ley de Segunda Oportunidad. Este proceso está pensado para personas físicas y jurídicas que, al declararse insolvente, se les permite la cancelación de las deudas. Esta ley se instauró en el año 2015 y gracias a ella, una gran cantidad de personas han logrado reducir sus cuotas e incluso perdonarles parte de la deuda. Una gran ventaja de la Ley de Segunda Oportunidad es que al aplicarla no siempre perderemos la vivienda por impago.